Este dolor de garganta recuerda a aquellas palabras que se quedaron sin nacer para ser tan placenteramente dedicadas a un príncipe con más oficio que beneficio, en un reino más verdoso que rosado, con cuatro caballos semejante a cuatro mulas, en una tierra con mas alfalfa que frutos deseados.
Esta fiebre delirante recuerda a la falta de delirio en un amor por separado, a pellizcos que eliminan ilusiones en un cuarto amanerado. Esta fiebre delirante hace surcos irreales en mis ganas por tenerte; y me nubla la misma vista que perfiló el futuro anaranjado y que fue tan dulcemente edulcorado por un loco sin espinas, que hoy pincha tan cruelmente que, con pena y con delirio, más te mata y te tortura, más te hiere y más te adula.
Esta fiebre delirante recuerda a la falta de delirio en un amor por separado, a pellizcos que eliminan ilusiones en un cuarto amanerado. Esta fiebre delirante hace surcos irreales en mis ganas por tenerte; y me nubla la misma vista que perfiló el futuro anaranjado y que fue tan dulcemente edulcorado por un loco sin espinas, que hoy pincha tan cruelmente que, con pena y con delirio, más te mata y te tortura, más te hiere y más te adula.