¿Y si en vez de ser nosotros fuéramos cada uno de nosotros con otros tantos que no fuéramos nosotros?
Pues no habría accidentes de carricoches, no habría Jennys Humphreys, boicots ni "Lie to me"; no habría micolapis, ni 100 euros de peluquería, ni mordajustas o vírgenes de Carrión; no habría batas verdes, ni berzas intimidantes, ni Calles, Amelies, Nekos, Atunes o Marianos; no habría putillas ni rimmeles transparentes, cejas bien depiladas ni bigotes a lo Dalí; no habría bajonas de lozas o peos exterminadores de amigos, crótalos, ni "me pongo los zapatos y voy"; no habría piernas que parecen lo que no son, vino en copas de globo, ni "axoooooo tiaaaaaa princi princi", besos negros a padres, Caños de Meca o depilaciones que te vuelven pobre; no habría Aldeas Globales, descuidos en un sofá del pirulo, vídeos apoteósicos en móviles, "Rubí" hasta las 5 de la mañana o videollamadas a Italia; no habría peces con crónica de una muerte anunciada, pecas rabiosas, puños que no lo son tanto ni síndromes canon; ni Frida por doquier, peces de ciudad, huevos puff o enfermas del maquillaje y los carnavales, ni relojes rojos que no gustan, ni extensiones rubias, ni chupachus en boca de todos.
Seria insípido, incoloro e inodoro. No sería tan escandalosamente perfecto lo imperfecto ni el tiempo vivido valdría sus años en oro.
Os odio dulcemente.

No hay comentarios:
Publicar un comentario